Hace un tiempo, en un lugar de dudosa procedencia, leí que las personas con las que te relacionabas, hablando específicamente de amigos, eran personas que tenían los mismos traumas que tú… palabras más, palabras menos.
En su momento me hizo mucho sentido, pensé en las amistades que había tenido a lo largo de mi vida, específicamente en la época de mis 20´s, justo antes de que entrara en un detox físico, mental y social, y recordé la forma en la que solía relacionarme, desde las heridas, desde mi carencia, huyendo al estar a solas, a mi obscuridad y a mis pensamientos.
Mis conexiones eran asociadas a lo que podía obtener, a eso que veía en los otros y creía que yo no era y nunca podría ser.
Sin embargo, en lo que me gusta llamar “mi rehab”, tuve el privilegio de pensar, pensar y pensar. Esta vez no hubo fiestas, alcohol, trabajo o personas que pudiesen ayudarme a callar mis pensamientos más obscuros, mis recuerdos más turbios, mis heridas más profundas. Pude enfrentarme a todo, con miedo, con duda, pero sabiendo que si estaba sucediendo en ese momento era porque tenía que suceder y sobre todo, estaba lista para ello.
¿Qué encontré?
Que la luz atraviesa por cada una de nuestras grietas.
Sólo conociendo nuestra obscuridad, somos capaces de conocer nuestra luz, sólo vaciando nuestra taza, somos capaces de volver a llenarla.
Aprendí que todo está dentro de mí, no hay nadie más aquí que deba de hacerme feliz, y que para amar solo vas a entregar lo que hay en ti, nada más. Por eso no esperes tener más de lo que no eres capaz de dar.
Y así fue, trabajando en mí, buscando mi verdad, y siendo la mejor versión de mí cada día, con paciencia y amor, llegué a quienes hoy considero “mis personas vitamina”.
La concepción de personas vitamina, según Marian Rojas Estapé, psiquiatra y escritora, hace referencia a aquellos individuos que pueden hacer que los demás brillen y se sientan mejor. Según sus propias palabras, "Una persona vitamina es la que disfruta de tus cosas buenas incluso más que tú".
Hace un año conocí a un grupo de mujeres que al igual que yo, buscaban aprender, compartir y crear, explorar al máximo sus capacidades creativas, y ha sido una maravilla, un regalo de la vida que me hace agradecer cada martes por poder coincidir, a nuestros tiempos, con nuestras historias, nuestras virtudes y defectos.
Esta semana tuve la dicha de poder compartir una tarde en la playa pintando, por simple gusto de pintar, reírnos porque entre nosotras (casi todo el tiempo) es pura diversión. Aunado a esto, compartí una parte de mí que he estado explorando de a poco, mi lado espiritual, donde conecto conmigo, con la naturaleza y con el universo, sintiéndome parte de un todo.
Esta vez elegimos unirnos en una tarde de fortalecimientos cuánticos, meditación y sonoterapia a un lado del mar.
Los sonidos ancestrales son utilizados como métodos de curación, relajación y meditación, ayudándonos a tener una vibración saludable, en todos los niveles orgánicos, mental, emocional y espiritual.
Nos ayudan a ingresar al estado de verdadera conciencia o yo superior, facilitan el bienestar y la transformación, te permiten entrar en contacto con tu corazón.
Este método también es una técnica que engloba la totalidad del ser y contempla cada problema como un conjunto de cosas que debilitan a la persona, cuando se fortalecen esas debilidades que están creando el problema, el problema se resuelve o desaparece.
Fue una experiencia súper bonita, en donde cada una pudo hacer impactar positivamente nuestras células, mente y espíritu, gracias a la guía de Sereia.
Y la verdad, es muy bello poder mostrarte tal y cual eres, mostrar tu vulnerabilidad, sabiendo que aunque puede ser diferente a la de los demás, serás respetada, y tal vez para algunos este es el pan de cada día, pero para mí, es un tema totalmente nuevo, el cual agradezco aprender con las chicas del club.
Por lo cual, te invito a crear tu propia comunidad, desde la consciencia. Reunirte con las personas que elijas para expandirte, para ayudarles a expandirse, sabiendo que juntos (y conscientes) somos más fuertes.